domingo, 1 de septiembre de 2013

La Despistada

Si hay algo que me tiene preocupada es la capacidad que tengo de desaprovechar oportunidades que se me posan en las manos en momentos inesperados. Allí están mis manos abiertas a recibir cualquier cosa. Los cinco dedos de cada mano, presentes, gracias a Dios. Esperando la ofrenda. Esperando recibir lo que necesito en esos momentos, aunque no sepa qué es lo que necesito. Y se me posa en mis manos esa persona ideal para mí, ideal para mi personalidad y mi forma de ver el mundo. Quizá no la conozco demasiado aún y tengo mucho que conocer de esa persona, pero estoy segura que si llegó a mis manos es porque la estaba necesitando. Y en vez de cerrar las manos, la dejé escapar. Allí se fue y ahora estoy esperando a que vuelva. No siento que quiera volver. Siento que se decepcionó conmigo. Pero necesito, anhelo que vuelva. Porque cuando no le di la chance para quedarse, es porque estaba desconcentrada, pero sabía lo que quería. Por primera vez en mucho tiempo, sabía lo que quería, y lo dejé ir una vez más. No se por qué, no me explico, creo que por despistada y tonta. Pero no se me van las esperanzas y todavía espero volver a encontrarla. No se perdió. Va a volver. Y la voy a agarrar con ambas manos esta vez. Pero ahora depende de mí, porque él ya hizo todo lo que podía hacer. Yo soy la que va a actuar, y juro, JURO, que lo voy a conseguir.