martes, 6 de julio de 2010

Foto

Decido abrir mi bolsa de regalos de cumpleaños, y encuentro entre ellos, un portaretratos, típico regalo que hacías a los 12 años, comprado por tu mamá, obvio, que ahora ya no se acostumbra a regalar, gracias a los millones de álbumes que podés tener en internet; pero agarré este regalo que había llamado mi atención y pensé: "Voy a ponerle una foto". Revolví un poco mis estantes, y encontré un álbum de cuando tenía 10 años, pero las fotos eran chicas, yo necesitaba una que encaje en el portaretrato, asique dije: "Voy a buscar en mi caja celeste". La abrí y allí habían miles de fotos de distintas épocas, desordenadas y entreveradas unas con otras, algunas de mi mamá a los 21 años y al lado otra de mi hermana a los 16: una mezcla de colores y tiempos. Comencé a mirar una por una. Me sorprendió encontrar en algunas a mis bisabuelos, que nunca los pude conocer (al menos no que yo recuerde) y en otras, a mí misma, en un lugar que casi no recordaba. Pensé en los muchos años que viví, que en una persona mayor serían equivalentes a un par de meses, no mucho más, y también pensé en las pocas fotos que tiene mi mamá de su niñez y adolescencia, y en las muchísimas que voy a tener yo cuando crezca. Y entre tantas cosas que pensé, decidí dejar de sacarme tantas fotos. ¿Cuál es el sentido de ir a un cumpleaños y sacar 231 fotos, si luego te van a gustar sólo 9 u 8? No tiene sentido. Lo que me provoca ahora ver una foto de cuando tenía 6 años, es pensar en ese lugar en el que estaba y recordar lo mucho que me gustaba el vestido que llevaba puesto. Sólo eso. Recordar. Porque al ver una foto, recuerdo el pasado, y recuerdo lo vivido. Una de las tantas fotos que más me hizo pensar, fue una en la que estaba yo con una de mis mejores amigas de la infancia, señalando las calcomanías que estaban pegadas en un vidrio. ¿Qué tiene de interesante? ¿Por qué me llamó la atención esa foto? Bueno, justamente por el fondo de la foto, y por las caras de las personas que estaban en ella. Una foto que tenía de fondo un pasto crecido, un patio en el que solía divertirme muchísimo, una muñeca con la que me encantaba jugar, un armario en el que, recuerdo, había muchos juegos de mesa guardados, y nuestras caras, de alegría, de inocencia, dos caritas con sonrisas formadas por unos blancos dientes de leche. Y en realidad el sentido de esa foto en aquel momento era mostrar las calcomanías, solo eso, pero al ver esa foto 7 años después, me genera nostalgia y añoranza. Algo parecido me pasó al ver otra foto, una que yo estaba bajando por un tobogán en el jardín de infantes, y mi señorita estaba al lado mío, sosteniéndome. Me causó curiosidad, porque al ver esa foto recordé todo el patio del jardín, y en esa foto sólo aparecía un tobogán y un árbol. Creo que si nunca hubiese sacado esa foto mi mamá (o quien sea que la haya sacado) nunca me hubiese acordado de la existencia de ese jardín, porque era muy chica cuando asistía a él, pero se nota cómo queda latente el recuerdo de cada lugar que pisamos. Una foto es eso: el recuerdo. Ver una foto te hace revivir el momento, vivir ese pasado, ese pasado que ya nunca más podrá volver a ser presente, porque una vez que pasó, pasó y no se puede volver a vivir. Otra foto que captó mi atención, y es una de las que más me atrapó, fue una en la cual aparece mi mamá, mi tío y mi tía. Tenían ropa de la época, que si hoy se la pusieran, los mirarían distinto a como los miraban en ese tiempo. La foto tenía colores inertes, es decir sin vida. Parecía que estaba en efecto sepia, el cual hoy en día podemos lograrlo con un simple programa descargado de internet. ¿Qué hizo que captara mi atención? Otra vez el lugar, porque a ese lugar yo lo conocía, era la puerta de una iglesia, la iglesia en la que yo hice mi primera comunión, pero en ese momento que sacaron la foto, ocurría otro acontecimiento, el cual desconozco, y ver una foto así me hizo pensar: "¡La iglesia donde hice mi comunión! ¡Mirá que jóvenes mis tíos!" y tal vez mi mamá agarra la misma foto y piensa otra cosa completamente distinta, ¿por qué? Porque cada uno recuerda ese lugar o esas personas de otra forma, porque todos vivimos una vida diferente y uno, al meterse en una foto, viaja en el tiempo, vuelve al pasado, y construye el lugar en el que fue tomada la foto desde su propio punto de vista. El pasado no es uno solo. Son "los pasados", porque cada uno tiene una historia distinta de cada pasado vivido. Y una foto lo que hace es lograr que te metas en ella para vivir de alguna forma ese pasado. Cada momento es una foto. Sólo que a veces usamos la cámara para captarlo, y otras veces no.